domingo, 1 de noviembre de 2015

Niña asustada

Tenía tanto que quería escribir esperando en mi cabeza, y ahora...nada.

No me salen las palabras. Siento tantas cosas que no puedo ordenar mis pensamientos y transformarlos en algo "escribible". Han pasado los tres primeros meses aquí y en general todo va bien, salvo lo que ha ido creciendo últimamente en mi cabeza desde que empezamos a vivir en Australia. Miedo.

No es nuevo, no soy una persona valiente en cuanto a las cosas importantes de la vida. Pienso demasiado. Es una cosa terrible el pensar demasiado. Pero aquí todo es mas real porque no tenemos red de seguridad. Y todo lo desencadena un pensamiento "necesito trabajar".

Ya en España "necesitaba" trabajar. Para comprar cosas, regalos, caprichos, meriendas y viajes, ahorrar para un posible futuro que parecía lejano e imposible. Pero mis padres estaban ahi, así que si trabajaba 6 meses y luego tardaba un año en encontrar otra cosa (que así fue), estaba triste, sí, estaba bastante hundida, pero no sentía este tipo de miedo.
Ahora es miedo a no poder comprar comida, a no poder salir a ver la ciudad, a no poder visitar España. Obviamente el peor es el de comprar. Ya no solo comprar, es la ropa que se estropea, las zapatillas que se rompen, el chubasquero de mala calidad que se resquebraja en la primera puesta.

Y yo sigo encerrada en casa. Me da miedo el mundo, me da miedo enfrentarme a mi miedo. Temo no encontrar trabajo y en vez de hacerme salir a buscar lo que sea me dan ganas de hacerme una bolita debajo de la manta.

Me dijeron que mi generación había crecido demasiado protegida. Y es cierto, pero por mucho que sepa de dónde viene mi dependencia y mi sensación de fragilidad no consigo usarlo a mi favor. "Solo es miedo a lo desconocido, es normal y solo puedes combatirlo saliendo ahí fuera y demostrándote que puedes hacerlo. El camino se hace caminando". Soy capaz de pensarlo, analizarlo y veo de dónde viene y cómo luchar contra ello, pero mi espada sigue a un lado de la puerta esperando a que haga acopio de mi valentía...y pasa otro día, y otro día...

Y lo escribo aquí, me expongo completamente porque espero que escribir me ayude a levantarme y afrontar la realidad. Tengo una lista mental enorme de las cosas que nos irán mejor cuando tenga ingresos y de las cosas que podré comprar al fin , y cada día la lista crece y las ganas menguan. Esta última semana la pasé de casa a la biblioteca y de la biblioteca a casa. Busco trabajo por internet pero muy despacio y me da un infarto cada vez que mi teléfono suena como si me fueran a llamar. Si, aprobé el First antes de venir pero no me lo acabo de creer, no acabo de verme trabajando en inglés...

Todo esto será un recuerdo más del viaje cuando encuentre mi primer trabajo, o eso dice Juanma. Seguro que es así, pero ahora mismo estoy muy bloqueada. Y el caso es que estuve una semana de voluntaria lejos de Juanma y con desconocidas, y salió todo bien y lo disfruté. Cuando volví me sentía más fuerte, pero duró poco. En cuanto la dueña de una tienda no quiso mi currículum me vine abajo y empecé con lo de pensar demasiado.

Me evado como puedo, sobre todo con la ayuda de la biblioteca: cómics y DVD que me alegran el rato y me hacen olvidarme de la situación. Pero es peligroso, ya lo sé.

No se si me siento mejor ahora que he escrito todo esto o es mala idea publicarlo. No quiero daros pena ni nada parecido, es que de verdad necesitaba escribir. Bueno, espero que la próxima entrada sea algo más alegre. La verdad es que tengo pendientes un par de aventuras, ya os contaré :)

P.D.: Se va notando (y mucho) la distancia con amigos y familia, y la "soledad" de estar aquí. Nos tenemos el uno al otro y es genial, pero nos faltan los seres queridos. Dicen que a los tres meses es cuando te da el bajón... es muy posible.